
Toda mejora es buena
Quizás no hayas hecho tanto ejercicio como habías planeado o no hayas cuidado tu alimentación tanto como pretendías. Pero, si aun así has mejorado respecto al año anterior, tal vez sea porque has conseguido reducir un poco los malos hábitos. Y eso es genial porque los pequeños cambios en la forma de hacer las cosas cada día pueden tener un gran efecto en conjunto. Puedes seguir avanzando en estos pequeños éxitos durante el año entrante.
Quien mucho abarca, poco aprieta
Es fantástico ser ambicioso, pero, si intentas afrontar demasiados cambios a la vez, quizá estés sembrando el fracaso. Hacer propósitos de año nuevo es la parte fácil; lo difícil es cumplirlos de forma continuada, porque hay que hacer las cosas de manera diferente. Cuesta tiempo librarse de un mal hábito; por eso es tan importante repetir los nuevos hábitos positivos. Sin embargo, es mucho más fácil repetir una tarea pequeña y relativamente fácil que otra que parezca toda una hazaña. Además, tienes que averiguar qué es lo que te impide progresar y hallar el modo de apartar esos obstáculos.
Supongamos que no usas el hilo dental tan a menudo como deberías. ¿Qué te impide progresar? ¿Y qué medidas puedes tomar para asegurarte de usarla con regularidad? En realidad no es una cuestión de tiempo; sólo cuesta un par de minutitos. En primer lugar, tienes que asegurarte de tener hilo dental en casa. Después, tienes que asegurarte de tener el hilo dental a la vista siempre que te cepilles los dientes. Por último, necesitas un espejo para que puedas ver lo que estás haciendo.
Quizá decidas que, en lugar de tirar el hilo dental en el fondo del botiquín, donde se pierde entre un revoltijo de artículos de higiene personal a medio usar, te vas a preparar un pequeño "kit dental" para ti mismo. Prepara uno que incluya el cepillo, la pasta, el hilo dental y tal vez un pequeño espejo dental. Al ponerlo todo de forma práctica en un mismo lugar, es más probable que, cada vez que saques el kit, no sólo te cepilles los dientes, sino que también uses el hilo dental.
Aparta los obstáculos.
Pasa lo mismo con tus hábitos alimentarios. Tienes que averiguar por qué no haces lo que planificas y cómo puedes hacer que resulte más sencillo. Es fácil decir que vas a comer más frutas y verduras, pero es difícil hacerlo si no las tienes en casa. Pero con eso no basta. Una vez que las tienes en la casa, debes hacer que sea fácil comerlas. Por tanto, te conviene guardar siempre una reserva de fruta en el congelador para añadirla a los batidos de proteínas o tener lleno el frutero en la encimera de la cocina para recordarte que la fruta es fantástica para comer entre horas. También puedes guardar en la nevera verduras picadas donde las veas cada vez que abras la puerta en busca de algo para comer.
Eso sí, todo cambio que planifiques hacer debe ser realmente factible. Si nunca has llevado el almuerzo al trabajo, es poco probable que, de la noche a la mañana, empieces a hacerlo todos los días. Por tanto, márcate un objetivo razonable y concreto. No “Voy a llevar el almuerzo al trabajo más a menudo”, sino “Voy a llevar el almuerzo al trabajo dos veces por semana”. De esta manera, al final de la semana te será fácil determinar si has cumplido tu objetivo o no.
Por Susan Bowerman, Directora Sénior Mundial de Educación en Nutrición y Formación. Susan es consultora contratada por Herbalife
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